En este artículo explicaré las cualidades que el fundador de una Startup debería tener para maximizar las posibilidades de éxito de la misma.
No lo tomes como un Test de cualidades de «la tengo o no la tengo», sino más bien como una herramienta de auto-análisis con la cual tú mismo te evalúas con un gradiente del 1 al 10 para cada punto.
Si vas a montar una Startup y ves que careces de muchas de estas habilidades… ¡no te preocupes! La mayoría se pueden aprender y mejorar con la práctica.
1. PASIÓN POR EL NICHO
No te embarques en un proyecto únicamente por motivos económicos (oportunidad de negocio, volumen de mercado, etc.) ya que en cuanto te encuentres con problemas en el camino, la motivación económica no será suficiente como para seguir.
Sentirte atraído por el nicho de mercado al que te diriges te pone en gran ventaja a la hora de desarrollar un producto para el mismo y que ello te dará conocimientos y ganas de aprender acerca del problema que quieres resolver para tus potenciales clientes.
Es más, probablemente seas tú mismo el que identifiques una necesidad sin resolver y pasarás a ser el «cliente cero» (el «cliente uno» es el primero que paga por tu producto).
2. CONOCIMIENTOS DE PROGRAMACIÓN
Esto aplica si el producto que quieres crear tiene que ver con el Software (una herramienta Web, una App…). Ayuda mucho, sobre todo, si quieres reducir costes a la hora de testear el mercado con un Producto Mínimo Viable porque no tendrás que subcontratar nada.
Pero, en el fondo, no importa si eres tú mismo el que vas a programar o vas a subcontratar el desarrollo: un gestor con conocimientos técnicos tiene mayor capacidad para lanzar al mercado productos de Software que otro que no los tiene.
Si no sabes programar, tranquilo, hay otro tipo de productos digitales que puedes desarrollar: e-books, cursos en video, podcasts, etc.
3. SABER DELEGAR
Para poder gestionar un proyecto con éxito hay que saber reconocer el talento en las personas y tener cierta capacidad para delegar, subcontratar y supervisar el trabajo de otros.
Al principio podrás hacerlo tú todo, pero llegará un punto en el que tendrás que ceder parte de la responsabilidad a otras personas si quieres crecer o lanzar otros proyectos en paralelo.
4. ORIENTACIÓN A PRODUCTO
Saber crear cosas que la gente necesita es todo un arte. Mucha gente cree que sabe de antemano todas las cualidades y funcionalidades que debe tener un producto para triunfar.
Sin embargo, hay que escuchar más a los usuarios y menos a nuestro propio ego. La capacidad de ser flexible, ceder en nuestras creencias y adaptarnos para cambiar el producto en base al Feedback de los primeros usuarios es crucial para el éxito de una Startup.
5. SABER VENDER
El Marketer se hace, no nace. Este punto es super importante y abarca muchas y diversas capacidades, como hablar en público (presentaciones), saber contar historias, escribir bien, ser creativo (diseño), tener capacidad analítica (A/B testing)…
Tener un gran producto y no saber venderlo es mucho peor que tener un producto mediocre y sí saber venderlo.
6. CONOCER A GENTE
Esto no se limita sólo al número de personas que tienes en tu agenda sino más bien a si eres una persona que de manera natural tiende a relacionarse con la gente.
Por ejemplo, poder coger el teléfono y pedirle a un conocido que eche un vistazo a tu producto y te de Feedback es una ventaja considerable.
Además, si eres una persona accesible y tienes una amplia red de contactos es más fácil que otras personas se acerquen a ti con nuevas ideas o en busca de ayuda para sus proyectos.
7. CAPACIDAD DE CONCENTRACIÓN
Lanzar un proyecto te puede llevar de 3 a 6 meses, pero hacerlo crecer hasta que te de beneficios recurrentes te puede llevar otro año y medio más. Saber aprender de tus propios errores para seguir adelante sin decaer es algo que requiere mucha tenacidad.
El mayor enemigo al que nos enfrentamos los emprendedores es a nosotros mismos. Hace falta ser muy disciplinados a la hora de montar una Startup ya que no todo irá bien a la primera y hay que tener mucha fuerza de voluntad para no distraerse con otros potenciales proyectos sin haber consolidado el que ya tienes en desarrollo.
Si te distraes con facilidad y te cuesta terminar las cosas que has empezado, echa un vistazo al sistema de Getting Things Done.
8. TENER TIEMPO LIBRE
No es lo mismo dedicarle un ratillo todas las tardes a tu proyecto después de llegar quemado del trabajo que disponer de 80 horas semanales para centrarte en tu Startup.
Una persona que esté 100% dedicada a su Startup tiene muchísimas más posibilidades de éxito que otra que tiene responsabilidades laborales o familiares.
9. TENER ACTIVOS
¿Has oído la expresión de «el dinero llama al dinero»? Pues aunque no te guste, es cierta.
Tener un colchón de dinero e ingresos recurrentes te permite no ir con el agua al cuello para llegar a fin de mes. Esto facilita que estés en «mentalidad de abundancia», te permite no tener que vender tu tiempo a cambio de dinero y poder centrarte en tus propios proyectos. Te permite subcontratar trabajo e invertir en campañas de Marketing… y esto, en definitiva, incrementa las posibilidades de éxito.
Sin embargo, para los que tenemos que comenzar desde cero no todo está perdido. Supondrá más esfuerzo en horas y tendremos que medir bien los gastos (tanto de la empresa como personales). En inglés, el término Bootstrapping se refiere a cuando lanzas un proyecto sin apenas recursos y haciendo tú todo el trabajo.
Además, no sólo el dinero es importante. También hay otros activos que suponen una gran ventaja a la hora de lanzar un nuevo proyecto. Por ejemplo, tener una audiencia. Un Blog con tráfico y buen SEO, muchos seguidores en Twitter o una lista de suscriptores de e-mail pueden tener un valor incalculable a la hora de lanzar nuevos productos.
¿Todavía no tienes una audiencia? Te recomiendo que te compres el e-book Traction, de Gabriel Weinberg y Justin Mares.
10. ASUMIR RIESGOS
Gran parte de los emprendedores son solteros, varones y menores de 35 años. Ocurre lo mismo en otros sectores, como la banca de inversión. Y no es que esté siendo sexista, son datos estadísticos: este sector de la población es más propenso a asumir riesgos (por eso pagan más en su seguro de coche).
Las personas sin hijos, sin hipotecas y, en definitiva, sin nada que perder están más dispuestas a arriesgarse que otros con una posición más delicada.
Laboralmente, podríamos agrupar a las personas dependiendo de su aversión al riesgo:
– Conservador. Trabaja de funcionario o está opositando. Si no se ha metido en una hipoteca todavía es porque está esperando a que le salga una plaza en su ciudad.
– Moderado. Trabaja para una empresa o está echando CVs. Comparte piso o vive de alquiler y está dispuesto a mudarse a otra ciudad si le sale allí un trabajo mejor.
– Arriesgado. Ha trabajado para empresas pero también por cuenta propia. Seguramente haya vivido ya en el extranjero o al menos haya aprovechado las vacaciones para irse de mochilero por países exóticos.
¿Y tú, en qué grupo te encuentras ahora mismo?